lunes, 5 de enero de 2015

Biografia de:

ARTISTA

GERARDO MORAN



Gerardo Morán es uno de los cantautores ecuatorianos de más éxito y relevancia en los últimos tiempos. 
Nací con el don a la música. A los 8 años ya tocaba la guitarra, me crié en un ambiente de música, con mis padres, hermanos tíos, que siempre han estado cultivando la música como hobby.  Tuve la oportunidad de venir a Quito a estudiar a los 13 años, soy de la Provincia de Bolívar - recinto muy pequeñito- y tuve la oportunidad de venir a la capital, participar  en festivales y  ganar. Se dio la oportunidad de grabar en el año  1985 mi primer  éxito con el sello de Ulpiano Coronado. El sello cariño grabó un disco titulado “17 Años”, sin pensar que éste tema iba a tener fuerza. Estuve dedicado al estudio, a la vida artística, y allí vinieron otros empresarios, otros productores de artistas, regrabaron  la canción  y  apagaron a Gerardo Morán, que estaba queriendo salir. Golpee puertas, grabé para diferentes sellos discográficos. Sonaba una que otra canción, no con la fuerza que quería, luego me casé a los 20 años, a los 21 fui papá, y con mi esposa- que fue uno de los pilares  importante- nos dedicamos a la aventura y grabamos el primer disco. 

Con el tema el “ Mas Querido”, hemos luchados más de 25 años, casi 26 años que estamos en esto. No me puedo quejar  del respaldo, el cariño de la gente. Los medios de comunicación también se han abierto mucho más, antes había 2 o tres radios, hoy mis canciones suenan en diferentes medios de comunicación, en  radios en FM, en canales locales, en canales a nivel nacional. Eso ha ayudado a los artistas seamos conocidos a nivel nacional y luego sean los emigrantes, quienes nos ayudaron a promocionar.
 Bueno, después de haber grabado Rocola  por casi 15 años,  no teníamos el éxito que buscábamos. Luego vieno la fiebre de la Tecno cumbia, y decidí hacer un CD de Cumbias. Grabé  15 canciones para  un sello de productores independientes y  pensé que no estaba para grabar cumbias, pero creo que la constancia es lo que vence y tuve la oportunidad de hacer un disco, ya no para  un sello discográfico, sino un esfuerzo propio, hice las canciones, arreglé y escogí los músicos que queríamos para nosotros.
Grabé mi primer disco y lo titulamos “Al  Son de la Cumbia” que tuvo gran aceptación, luego vino el Tecno -Pasillo, que  lo hicimos orquestado. Lo arreglamos, apegándonos más a lo nuestro, luego grabé “Déjame Llorar”, “Traguito bueno”, “Que Importa mi amor” y “En Vida”, es un tema que es, sonó, suena y no sé hasta cuándo sonará.  
  Emblemático  y capitulo aparte merece este tema en Vida. ¿De dónde nace retomar esta canción que es una de las canciones que más ha consolidado la carrera de Gerardo Morán?

  Lo escogimos con mi esposa, con la gente que trabaja conmigo. Es un tema que llama a la reflexión, es una canción que gusta mucho. La Casa de la Cultura dio un justo  homenaje a David Alajo, por ser un reconocido compositor y por haberse inspirado en esta canción “En vida”. Cuando yo grabé la canción, sentí que se venía algún fenómeno. Dios hizo que ponga mi inspiración en este tema, y aunque ha sido grabada por muchos compañeros artistas, la gente prefirió la versión de Gerardo Morán. 
¿Qué es lo que está pasando con el mercado ecuatoriano de la  música? Mucha gente sabe que el éxito para difundir su música son los espectáculos. ¿Qué es lo que pasa con la venta de discos en el Ecuador, para que se hacen discos en el Ecuador?
¿Para qué hago un disco? Para dejar en los medios de comunicación. Para dar a conocer una nueva canción. Como rentabilidad económica un disco ya no es por la piratería. Yo como artista y productor, no puedo ponerme en contra de la piratería, porque directa e indirectamente ellos han hecho a Gerardo Morán popular, no es que estoy defendiendo a la piratería, estoy hablando como artista.
En el campo de producción, si nos ha afectado, ellos venden 100 mil a 5 dólares, estamos hablando de mucho dinero, por eso han desaparecido los almacenes de música, los productores. El disco no es negocio para los productores, pero para los artistas sí,  por eso hemos visto en la necesidad de convertirnos en productores, y la única forma de vender un disco original es en los shows. De este modo no compito con los piratas, porque me ayudan a difundir mi música, son nuestros promotores en potencia. 
  Tienes un último tema que se está  promocionando, que ya te está consolidando como artista ecuatoriano con proyección internacional. 
. Bueno, van pasando los años y uno gana experiencia, por eso tratamos de no equivocarnos, este tema ha tenido muy buenos comentarios.  Hay mucha gente  que encontró a Dios o encontró la pareja ideal, hay gente que piensa en suicidarse. No, mientras haya vida y crean que exista un Dios, él nos saca de cualquier problema, por eso este tema dice  “Ahora soy feliz”.

  ¿Cómo es su esposa en el plano personal,  es celosa con sus fans?
  Mi esposa es un ser humano como todas, en cuestión de trabajo no, hemos trabajado para ganarnos el cariño de la gente, es parte del oficio, yo no soy una persona que me aprovecho de ello, siempre con respecto, mi esposa es muy tranquila, no tengo problemas, el ser humano tiene que vivir las etapas de lucha, éxito, sufrimiento sin presiones  y eso existe entre los dos.











Biografia de:

Personaje  Ilustre



FERNANDO DAQUILEMA


Daquilema quiere decir “Señor con mando” y es una familia indígena inmemorial en la zona de Lincán, Cacha, Cachabamba, Yaruquíes, Punín, Sicalpa y Cajabamba en la hoy provincia del Chimborazo. Estos Daquilema se consideraban de sangre real y descendientes de los antiguos señores Puruhas de apellido Duchicela. Entre ellos las terminaciones “cepla, lema y cela” tenía una especial nobleza y antigüedad y muchos de sus apellidos eran respetados por este detalle. Mayancelas, Saquicelas y Duchicelas hoy existen regados en casi todo el territorio nacional pero hace 100 años no era así, entonces vivían unidos en torno a sus ayllus o tribus.

Fernando Daquilema debió nacer hacia 1845 aproximadamente, aunque no se ha podido encontrar su fe de bautizo. Su padre trabajaba en la hacienda “Tungurahuilla” y de su madre no se tiene ninguna noticia debido a que las genealogías tribales no consideran a la mujer con derecho a figurar en los árboles genealógicos; sólo interesa probar el tronco o varonía, que es lo que une por sangre a la tribu.


LUCHA DE  FERNANDO  DAQUILEMA


La tarde del lunes 18 de diciembre de 1871, arribó al valle de Cacha el odiado recaudador de diezmos y tributos indígenas. El presidente García Moreno había entregado estas contribuciones a la Iglesia y ésta, a su vez, a los rematistas del cobro, que eran unos pillos consumados. Los indios estaban hostigados de realizar estos pagos que sólo a ellos gravaban como lejano recuerdo de la conquista española, y el primer brote rebelde se registró en Yaruquíes, donde Fernando Daquilema de 26 años y con el prestigio de su nombre y ascendencia, había reunido a algunos cientos de Indígenas que se negaban a pagar. Se desconoce por qué subieron a las alturas que dominan a esa población y a quién se le habría ocurrido sublevarse, unos cuantos se sacaron sus ponchos rojos que denotaban la sumisión al blanco y se colocaron los negros, símbolo de la rebeldía en los Andes. En las filas indígenas figuraban como jefes Bruno Valdés, Nicolás Aguagallo Turunchi y Miguel Pilamunga, que ordenaban tocar las bocinas en son de guerra como en los tiempos de sus antepasados. En Yaruquíes las gentes andaban aterradas y sólo unos cuantos milicianos se aprestaban a la defensa.

El martes 19 amaneció frío. Nadie había podido dormir y los 3.000 indígenas armados de palos, puñales y lanzas de madera bajaron en infernal griterío a eso de las 7 de la mañana, pero fueron rechazados a bala por casi 100 soldados que se jugaban la vida y no podían darse el lujo de perder. El primer ataque falló y la multitud se retiró a eso de las 10 de la mañana a la población de Cacha, sorprendiendo en el camino a Carlos Montenegro y a Javier Poma, a quienes asesinaron cruelmente.

Esa tarde Daquilema ordenó atacar Sicalpa y Cajabamba al mismo tiempo y comprometió a N. Morocho para que consiga 300 caballos. Acto seguido, sus 4.000 indígenas, portando pértigas de madera sobre las que ondeaban pañuelos rojos que evocaban a las “unanchas” primitivas de los Shyris, avanzaron a la plaza principal de Sicalpa donde los milicianos se habían parapetado al mando del Teniente David Castillo quién fue el primero en morir atravesado de un lanzazo por Manuel Guallí, que enseñó el cadáver a sus compañeros gritándoles: “Vean bien como entra la lanza, como si fuera en zambo tierno ... “. Mientras tanto los pobladores habían fugado a Cajabamba y Sicalpa cayó sin nuevas resistencias.


Enseguida el ejército indígena de Daquilema se volcó contra Cajabamba acaudillado por los capitanes Baua, Lucas Pendi, Juan Maji y Antonio Guacho. En las goteras se desafiaron a singular duelo el indio Baua y el mestizo Anastasio Albán. Baua a pie y con látigo de cabo de madera y Albán a caballo y con lanza de madera. Los ejércitos espectaban a prudente distancia.

Primero se insultaron soezmente para enardecerse aún más, luego arremetió Albán y pinchó en el tórax a Baua, que ni bobo, se había forrado con liencillos húmedos y estaba como acorazado.
La lanza se hizo astillas y Baua rodó por los suelos, pero se paró enseguida, ante la admiración de todos y logró asirse al lomo del caballo, intentando ahorcar a Albán con sus poderosas manos. La cabalgadura se encabritó y luego emprendió veloz carrera, perdiéndose en las colinas. Albán había sacado una daga que llevaba escondida en una bota y con ella infirió varias heridas a Baua, que cayó muerto.

En el interim la Batalla entre indios, blancos y mestizos se había generalizado y el regreso triunfal del amañado Albán desmoralizó a los supersticiosos indígenas, que ya retrocedían cuando aparecieron los jinetes de Morocho; entonces volvieron a cargar con renovados bríos y entraron hasta la plaza principal donde la lucha se hizo compacta. Niños y mujeres blancos y mestizos daban alaridos dentro de una iglesia; una india se trepó a la torre y tocaba en triunfo las campanas, pero un mestizo subió a matarla y se trenzaron en desigual combate a vista y paciencia de todos, que los vivaban. La fuerza física del hombre pudo más que la temeridad de la mujer y ésta cayó desde lo alto estrellándose en el pavimento.

Mientras tanto Morocho había ordenado desmontar a los suyos porque no podía cargar con sus caballos, debido a que se combatía en lugar cerrado y estrecho. En ese momento ocurrió lo inaudito, un indígena estulto y quizá hasta borracho, gritó que desde los cielos bajaban los escuadrones de los santos comandados por San Sebastián, patrono y protector de Cajabamba y todo fue uno, porque la multitud huyó hacia las colinas y por más que Daquilema increpaba a los que huían, no los pudo detener en la fuga hasta que llegaron a Cacha.

Esa noche urdieron nuevos planes. Debían atacar el 21 a Punín. Al día siguiente 20 de diciembre, su primo Pacífico Daquilema y los suyos avanzaron a las alturas de Lactasí que domina a Punín, para tomar posiciones. Allí fueron avistados por el Párroco Dr. Nicanor Corral y Banderas, a quien hizo dar una soberana tranquiza y no lo mataron por ser una “buena persona”, pero en cambio asesinaron y hasta despedazaron a sus candidos acompañantes: Eustacio Samaniego, Joaquín Cabrera, Ramón Izurieta, Antonio Jiménez, Rafael Freile y Andrés Arias, que así pagaron la imprudencia.

Después de esto Pacífico Daquilema ordenó el regreso a Cacha, pero en mitad del camino, en Cachabamba, se encontraron con algunos lanceros, soldados del gobierno que iban a reforzar Cajabamba y ambos grupos se trenzaron en desigual combate, que arrojó como saldo numerosos muertos y heridos.

Al amanecer del 21 de Diciembre de 1871 Fernando Daquilema y su enorme masa indígena que bien podría pasar por ejército, avanzó a Punín, majestuosa y pausadamente. Con él iba Manuela León, “hermosa mujer” según los relatos, natural de un humilde caserío llamado “Poñenquil”; otros testigos aseguraron después que era “muy bella”.

El primero en atacar fue Pacífico Daquilema que cargó por un flanco. Manuela por el otro y “el rey” Fernando Daquilema se quedó en las alturas observando el combate, como era costumbre y usanza entre los indígenas. Manuela inició su ataque y aunque la recibieron a bala y murieron algunos de los suyos, sus gentes lograron matar a cuatro milicianos que despanzurraron y colgaron a la vista de todos en sendos árboles de capulíes. Entonces la lucha se generalizó y los indígenas entraron en Punín, poniendo en fuga a los soldados y vecinos. Daquilema bajó a la población incendiando varias casas en el camino. Un indio de apellido Iliachi se subió a la torre de la Iglesia para prenderle fuego, pero estaba tan borracho que cayó desde lo alto y se mató de contado. Los demás indígenas decidieron salir de allí y el capitán Francisco Guzñay dijo que se acercaba la noche y podían avanzar refuerzos de Riobamba y Ambato, Manuela no estuvo de acuerdo, tachó a todos de pusilánimes y en gesto histriónico sacó de sus senos los ojos de un Teniente Vallejo, al que ella misma había matado y se los arrojó a la cara, pero la multitud se retiró en silencio como avergonzada y temiendo el castigo que les esperaba por la insurrección. El 22 ya no quedaba nadie en el pueblo, que fue ocupado por el coronel Ignacio Paredes y las milicias venidas de Riobamba.
Así en forma tan misteriosa como había comenzado, se terminó la insurrección de Fernando Daquilema. Los indígenas fueron a descansar de una semana de continuas marchas y numerosas refriegas. El 27 salió la tropa a buscar a los cabecillas. A Fernando Daquilema apresaron cerca de su casa de Cacha, y quedó su esposa llorando amargamente. El gobierno ofreció un indulto general, que por supuesto jamás se cumplió. Los indígenas se escondían en los contornos, pero después salieron resguardados por su anonimato. No había a quien castigar, a no ser que se tratara de los Daquilema.

El 8 de Enero de 1872 fueron fusilados en la plazuela de San Francisco Julián Manzano y Manuel León, en presencia de más de doscientos indígenas, que las autoridades llevaron con la custodia necesaria, para que tomen escarmiento y no se vuelvan a insurreccionar. Los historiadores presumen que éste desconocido “Manuel León” sea nuestra Manuela del cuento, que pudo haber sido confundida con hombre dada las circunstancias del momento. Lo cierto es que nada más se ha sabido de ella, hundiéndose en el silencio de la noche de los tiempos.

La prisión de Fernando Daquilema tuvo ribetes heroicos. Pudo haber huido de Cacha pero no lo hizo, mandó a sus capitanes que se desbandaran en silencio y él ascendió a la colina más alta para explorar el sitio donde estaban los milicianos a los que miró largamente y gritó: “Aquí estoy” luego anduvo con arrogancia y se puso frente a ellos e insistió: “Aquí estoy” ¿Quién eres tú? Le preguntaron ¿Cómo te llamas? otro soldado le dijo en quichua: “Ima shuti cangui? -Fernando Daquilema-, fue la respuesta y entonces le amarraron las manos hacia atrás y lo llevaron a la cárcel, todo en silencio nativo.

El 23 de marzo se inició el juicio en Yaruquíes por “motín, asesinatos, robos e incendios” y el Juez les pidió a los acusados que designen defensores, cosa que por supuesto nadie realizó. Daquilema fue condenado al fusilamiento y un testigo firmó por él, era iletrado, diciendo que estaba conforme con la pena. Enseguida lo llevaron en procesión a la capilla para que pasara su última noche. Un sacerdote le pidió que repitiera las plegarias. A las seis de la mañana se tocó Dianas. A las siete salió la procesión con el condenado y a las ocho llegó a la plaza de Yaruquíes, donde se había improvisado una celda. A las once los pregoneros anunciaron la sentencia por bando, luego sacaron al reo, vestido de blanco, que marchó con dos sacerdotes a sus lados. Le ataron los pies y manos, mientras en las colinas una muchedumbre indígena presenciaba de lejos la escena. Los tambores comenzaron a tocar, se retiró la escolta y el capitán le preguntó si quería alguna gracia o algo. Daquilema contestó “Manapi” que significa “nada o ninguna” en quichua y entonces comenzó un discurso dedicado a los indios, cuyo significado no nos ha llegado, fue en quichua y no lo terminó, lo mataron a balazos. ¿Qué habrá dicho?


El cadáver quedó tendido en el suelo en un charco de sangre y a la vista de todos hasta que cayó el sol, Su esposa no pudo acercarse porque no se lo permitieron. Debió conformarse con mirarlo de lejos y “puso la frente en el suelo, para que se confunda con la tierra matriz”.

La opinión pública nacional fue indiferente y todos estuvieron muy conformes con la pena. Era un indio más que se había alzado contra sus patronos, pero pasaron los años y varios escritores, cuando no, se detuvieron a examinar el proceso y encontraron que había en él numerosos elementos de grandeza como para salvar los nombres de estos héroes que sacrificaron sus vidas por una causa justa, la terminación del ominoso tributo indígena que gravaba a los de esta raza por el simple hecho de haber sido derrotados varios siglos atrás por los españoles. Entonces se repitió la hermosa frase de Benigno Malo “Con privilegios no hay República” que hoy tiene tanta actualidad.
Biografia de:

Personaje cômico

CARLOS MICHELENA


Carlos Michelena nació en la ciudad de Quito, en un hogar humilde, su padre era zapatero y su madre una vendedora de caramelos. Estudió la escuela primaria en el Colegio Simón Bolívar,aunque nunca cursó la secundaria.Durante su niñez vendió caramelos en la calle para ayudar a su familia, estas primeras experiencias forjarían su personalidad e influirían posteriormente en su forma de actuar y de hacer teatro. A los 15 años asistió como oyente a la Escuela de Arte Dramático de la Casa de la Cultura, tiempo después le dieron el cargo de utilero de la compañía teatral Teatro Ensayo.









Carrera teatral

 

 

 

 

 

 

 

Inició su carrera como actor en la Escuela de Teatro de la Casa de la Cultura Ecuatoriana a los 18 años de edad.Allí recibió lecciones de actuación a manos de Antonio Ordóñez,director de la compañía teatral Teatro Ensayo.Junto a Teatro Ensayo actuó en diversas obras teatrales como Boletín y elegía de las mitas, Dos viejos pánicos, Huasipungo, El médico a palos, entre otras. Posteriormente formó parte de la compañía de teatro Ollantay fundada en 1971 y perteneciente a la Escuela Politécnica Nacional.También fue miembro del grupo teatral Malayerba y director del grupo Teatro de la Calle. Después de varios años de participar en producciones teatrales decide volcarse a las plazas y a las calles de Quito a realizar teatro callejero, en el cual personifica personajes de la vida cotidiana del Ecuador a manera de sketch y en ciertas ocasiones también encarna en forma de crítica a los políticos de ese país. También incursionó en la televisión donde tuvo un segmento denominado El toque del Miche, que fue transmitido por el canal Gama TV —conocido anteriormente como Gamavisión—, sin embargo, con el tiempo decidió volver a la calle porque su imagen del canal no era compatible con el parque» y porque se identifica con esa gente. Prefiero estar en el parque con ellos que en un canal de televisión o hacer otro tipo de trabajo artístico». Durante los mandatos de los presidentes Rodrigo Borja Cevallos y León Febres-Cordero Ribadeneyra fue enviado a la cárcel por sus comentarios críticos en contra del gobierno.En 2011, durante el gobierno de Rafael Correa el Consejo Nacional Electoral de Ecuador (CNE) abrió un expediente en su contra después de haber participado en una propaganda que fue emitida por televisión a favor del «No» en la consulta popular del plebiscito gubernamental.
En 2003 fue condecorado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana con la Orden al Mérito Artístico, en reconocimiento por su trayectoria actoral.
En 2011 inauguró un espectáculo circense denominado El circo del Miche que fue presentado por tres semanas en el circo Carpa Teatro.